Con la puesta en marcha morrofino, su séptimo local en Zaragoza y sexto restaurante, Grupo Tándem ha creado un espacio único que rinde homenaje a su trayectoria y a la vez mira al futuro con propuestas innovadoras.
Ubicado en el Actur (Pablo Casals 2) , este nuevo restaurante se convierte en un punto de encuentro para los amantes de la sencillez de nuestro legado gastronómico sin apenas maquillaje, aunque con ciertos ‘lavados de cara’.
La historia de morrofino surge de una búsqueda incansable por crear un espacio único y con alma propia, que a la vez haga sentir a los comensales como en casa. Para lograrlo, se ha tomado lo mejor de cada uno de los restaurantes del Grupo Tándem: un poco de Marengo, un toque de La Bocca y Nómada, una pizca de Nativo y un guiño a La Milonga, trasladándolo al corazón del Actur, una zona que siempre ha sido ha estado en las metas de sus propietarios Kike Júlvez y Carlos Vallejo .
Pero Morrofino no se queda ahí. Va un paso más allá y presenta creaciones propias que prometen conquistar los paladares más exigentes. Un ejemplo de ello es la Ensaladilla rusa con Txangurro, una reinterpretación del clásico con un toque marinero que la convierte en un auténtico manjar. O el Croissant ibérico, relleno de carrilleras al vino tinto y mayonesa de piparras, una combinación sorprendente y deliciosa que juega con texturas y sabores.
Y no podemos olvidar la Tortilla sibarita, elaborada con patatas, huevos camperos y «mucho morro», como ellos mismos la definen. Un imprescindible de la carta que refleja la esencia de Morrofino: tradición con un punto canalla.
El homenaje a grandes figuras de la gastronomía también tiene cabida en Morrofino. Encontramos un guiño a Carlos Ceperuelo con su famoso Candolio, un plato que refleja la maestría del chef aragonés. Y para los amantes de la casquería, una propuesta atrevida: la Cabeza de cochinito, una humilde interpretación del plato estrella de Javi Estévez, chef madrileño con raíces aragonesas que ha revolucionado el mundo de la casquería.
La decoración de morrofino es un reflejo de su esencia, un espacio donde la tradición se encuentra con la modernidad. Se ha creado un ambiente acogedor y cálido con toques industriales y sencillos.
Materiales nobles como la madera y los azulejos evocan la artesanía tradicional, mientras que el textil en tonos verdes, beis y marrones aporta un aire mediterráneo y natural. La iluminación juega un papel fundamental, creando diferentes ambientes dentro del local.
La barra, punto neurálgico del restaurante, se ilumina de forma vibrante, invitando a la interacción, mientras que la sala trasera, más íntima y reservada, disfruta de una luz tenue y cálida, ideal para conversaciones pausadas.
El espacio se divide en dos zonas: una informal con mesas de medida italiana (ni altas ni bajas) y bajas que acompañan la barra, perfecta para una comida rápida o un tapeo distendido; y una sala trasera más privada y acogedora, pensada para disfrutar de una velada tranquila y especial. Detalles como las cortinas metálicas del escaparate y el logo grabado aportan un toque moderno y fresco al conjunto.
Con capacidad para cerca de 100 comensales, morrofino ofrece una carta de vinos que es fiel a la tendencia del resto de locales: democrática y accesible, donde la garnacha de la provincia de Zaragoza vuelve a reinar junto con los blancos, top ventas en el grupo.
Horarios:
Lunes a jueves de 9 a 00 h.
Viernes de 9 a 1.00 h.
Sábado de 9 a 1.00 h.
Domingo de 12 a 17 h